Jair Bolsonaro, la provocación y la negación como método de gobierno

Este excapitán del Ejército, de 66 años, ha sufrido desde su llegada al poder en enero de 2019 varios problemas de salud, con cuatro cirugías.
Brasil, 4 enero 2021.-
Tras ser elegido con un discurso misógino, homófobo y nostálgico del régimen militar, el presidente brasileño Jair Bolsonaro, hospitalizado este lunes, ha mantenido la provocación como método para gobernar, negando desde la gravedad de la pandemia hasta la inexorable deforestación amazónica.
Este excapitán del Ejército, de 66 años, ha sufrido desde su llegada al poder en enero de 2019 varios problemas de salud, con cuatro cirugías importantes derivadas de la puñalada que recibió en el abdomen durante la campaña electoral en 2018.
El último de ellos, una nueva obstrucción intestinal por la que fue ingresado el lunes en un hospital de Sao Paulo.
El exparacaidista, que prometió «restablecer el orden», ha encadenado las crisis en el seno de su gobierno, con una docena de ceses o renuncias de ministros en medio de polémicas, y se ha enfrentado a otras instituciones, especialmente el poder judicial.
Sus declaraciones «políticamente incorrectas» llegaron a su paroxismo a lo largo de la pandemia, que calificó de «gripecita», cuestionando la eficacia de las vacunas, que podían convertir a la gente en «cocodrilo», y oponiéndose a las medidas de confinamiento, alegando sus efectos económicos negativos.
Una comisión senatorial (CPI) pidió su inculpación por «crímenes contra la humanidad», entre otros delitos, por su caótica gestión de la pandemia, que ha dejado casi 620.000 muertos en el país.
Pedidos de impeachment
Y los pedidos de impeachment contra el mandatario de ultraderecha se han multiplicado. Bolsonaro reacciona a menudo de forma irascible: «Me cago, me cago en la CPI. No voy a responder nada», lanzó en julio de 2021, en respuesta a senadores que le pedían explicaciones.
Según las encuestas, el mandatario sería derrotado por amplio margen en los comicios del próximo octubre por el expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), que todavía no confirmó su candidatura.
Su confrontación con la prensa es constante y privilegia las conversaciones con sus partidarios a la salida de su residencia oficial y el uso de las redes sociales a exponerse en conferencias de prensa.
«¡Cállate la boca!», espetó a una periodista que le preguntó por qué estaba sin mascarilla en un acto oficial; a otro le dijo que tenía una «cara de homosexual terrible» y calificó al poderoso grupo mediático Globo de «prensa de mierda».
En julio de 2021, ingresó en la lista de «depredadores de la libertad de prensa» de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) por su «retórica sucia y beligerante».
Durante su presidencia, la deforestación amazónica se disparó, alentada por el debilitamiento de los organismos de control y la promoción de leyes de apertura de zonas protegidas a actividades agropecuarias y mineras.
Esas posturas provocaron crisis diplomáticas con países europeos y complicaron el inicio de sus relaciones con el estadounidense Joe Biden.