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«Pasame la sal», el insólito detalle que ayudó a Alemania a salvar miles de vidas

MÚNICH, 12 abril del 2020.-

Un mediodía de enero, mientras almorzaban en el comedor de la planta, un obrero de una empresa automotriz en Alemania le pidió a su compañero que le pasara la sal. Los científicos ahora saben que en ese instante, además del salero, esos hombres compartieron el nuevo coronavirus.

Ese intercambio banal quedó registrado y hoy lo sabemos gracias a un intenso trabajo detectivesco que es parte de una de las pocas luchas exitosas contra el virus.

Esos compañeros de trabajo fueron los eslabones tempranos de la primera cadena documentada de transmisión múltiple de humano a humano fuera de Asia del Covid-19, la enfermedad causado por el coronavirus.

Ambos viven en Stockdorf, un pequeño pueblo alemán de 4000 habitantes cercano a Múnich, en la región de Baviera, y trabajan en la autopartista Webasto Group. La empresa quedó bajo el microscopio del mundo tras revelar que una de sus empleadas, una mujer china, había contraído el virus y lo había introducido en la sede central de Webasto, donde contagió a varios colegas, incluido el obrero del comedor de planta que nunca tuvo contacto con ella.

Esa escena del 22 de enero entre dos compañeros que almorzaban en el comedor de planta es apenas uno de los tantos intercambios triviales que han registrado los científicos alemanes en su cacería médica para rastrear, testear y aislar a los trabajadores infectados, y así permitir que el gobierno regional bávaro frenara la propagación del virus.

Ese tiempo ganado salvó muchas vidas, coinciden los científicos. El primer brote de contagio intracomunitario de Covid-19 en Alemania ocurrió antes que en Italia , pero los alemanes tuvieron muchas menos muertes. Italia detectó el primer contagio intracomunitario el 21 de febrero: para entonces, el Ministerio de Salud de Alemania ya había lanzado una campaña de concientización y ya estaba en marcha toda la estrategia gubernamental para frenar el virus. Hasta el momento, en Alemania murieron más de 2100 personas por Covid-19. En Italia, que tiene menos población, el total de fallecidos supera los 18.200.

«Aprendimos que hay que rastrear meticulosamente las cadenas de contagio, para cortarlas», dice Clemens Wendtner, uno de los médicos que trató a los pacientes de Múnich.

Wendtner y su equipo son los científicos alemanes encargados de cortar la así llamada «cadena de Múnich», y asesoran al gobierno bávaro sobre la respuesta más adecuada ante la pandemia. Baviera fue la pionera de las cuarentenas, que recién se impuso a nivel nacional el 22 de marzo.

Historia de la pesquisa

El lunes 27 de enero, el CEO de la autopartista Webasto Group, Holger Engelmann, informó a las autoridades locales que una de sus empleadas había dado positivo por el nuevo coronavirus. La mujer, radicada en Shanghai, estaba en Alemania para coordinar varios talleres y asistir a reuniones de trabajo en la sede central de la empresa.

Los padres de la mujer eran de Wuhan y la habían visitado en Shanghai pocos días antes de su viaje a Stockdorf, Alemania, donde había llegado el 19 de enero. Poco después de llegar, empezó a sentir dolores inusuales en el pecho y la espalda, acompañados de cansancio generalizado durante toda su estadía, pero atribuyó todos esos síntomas al desfasaje horario.

Durante su vuelo de regreso a China empezó a sufrir fiebre, dio positivo al aterrizar y fue directo al hospital. Sus padres también dieron positivo. La mujer les comunicó la noticia a sus jefes y a continuación le envió un mail al CEO de la empresa. Engelmann dice que al recibir el mail designó de inmediato un equipo de crisis, que se puso en contacto con las autoridades médicas para iniciar la pesquisa de rastreo entre los miembros del personal que habían tenido contacto con su colega china.

Uno de ellos eran Engelmann, CEO del grupo empresario. «Nos habíamos dado la mano apenas cuatro o cinco días antes de recibir la noticia», recuerda Engelmann.

Conocida ahora como «la paciente #0 de Alemania», la mujer de Shanghai es una «histórica colaboradora de probada lealtad del área de proyectos», dice Engelmann. La empresa no reveló su identidad ni la de los otros involucrados, y asegura que precisamente el anonimato contribuyó para que el personal cooperara con las autoridades para contener el virus.

Los empleados de Webasto tienen agendas electrónicas, lo que facilitó el rastreo de los contactos de la mujer durante su estadía: bastaba con buscar qué reuniones tenía programadas.

«Fue un golpe de suerte», dice Wendtner, médico tratante de los pacientes de Múnich. «El personal tenía toda la información que necesitábamos para reconstruir las cadenas de contagios».

El 28 de enero, Webasto anunció el cierre temporario de sus instalaciones en Stockdorf. A mediados de marzo, Baviera canceló la actividad y la vida pública, y desde el 22 de marzo están cerradas las escuelas, comercios, restaurantes, centros deportivos y recreativos en toda Alemania, y algunas empresas se sumaron para colaborar con la causa.

Esto no es que Alemania haya derrotado al Covid-19.

«El índice de mortalidad va a aumentar», dice Lothar Wieler, presidente del Instituto de Enfermedades Infectocontagiosas Robert Koch, de Alemania. De hecho, se cree que el índice de fallecimientos de Italia, por ejemplo, es mucho más alto por razones meramente estadísticas: Alemania realiza testeos masivos en la población, mientras que Italia solo testea a los pacientes hospitalizados con síntomas graves.

Alemania también tendrá que reevaluar su cuarentena después del receso de Pascua. Para la empresa autopartista donde arrancó el brote en Alemania, la crisis inmediata ya pasó: las oficinas de Webasto ya reabrieron. Y los 19 miembros de su personal que tuvieron Covid-19 están recuperados. (yahoo)

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